Hoy es un día
muy especial para mí por ser el motivo de mi cumpleaños. En este artículo escribiré
sobre algo que me entristece, pero que a la vez me da ánimos porque sé que
tiene solución. Lo que me entristece es cuando uno va llegando a una edad de maduración,
donde van apareciendo responsabilidades, donde muchas cosas quizás se ponen difíciles,
las personas van poco a poco matando su Fe y Esperanza en la vida. Lo que debería ser todo lo contrario, debido a
que la década de los veinte y tantos años es donde comienza a vislumbrarse lo
mejor de la vida.

La forma de
que la vida valga la pena es romper los límites. Esto no significa comenzar a
hacer locuras, sino a ignorar aquellas cosas que se supone que se debe de
hacer, porque lo dicta la sociedad. El lema de la democracia de que la mayoría tiene
la razón a menudo falla. Si esto fuese cierto pues todos los gobernantes serian
buenos. El punto no es criticar a la democracia, sino de que tú entiendas que
para que la vida valga la pena no se le puede pedir permiso a la mayoría.
Construir
una organización intelectual y comercial, donde haya un sentido de por qué la
vida vale la pena, esa es la meta. Nadie puede darle a ninguna persona el
sentido de su vida, pero puede inducírsele a que ella misma lo encuentre. ¿Cuál
es el sentido de la tuya? El mío es llevar la organización al nivel de
Diamante, algo que no solo resolvería muchos problemas económicos a todo el que
en ella trabaje, sino que ayudaría a muchas personas a que encuentre el sentido
de su vida, el por qué vinieron a este mundo, y eso, no se compra con dinero.
Encuentra el sentido de tu vida, sea cual sea, y ayuda a otros a hacerlo. No
soy una persona religiosa, pero para esto también necesitaras la ayuda de Dios,
sea cual sean tus creencias.
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