El fanatismo consta de una apasionada e incondicional adhesión a una
causa, un entusiasmo desmedido y monomanía persistente hacia determinados
temas, de modo obstinado, algunas veces indiscriminado y violento. (definición de Wikipedia)
El fanatismo controlado no
necesariamente es algo malo, pero cuando llega hacia la violencia, sea física o
verbal, entonces llega a ser un problema. Es decir, usted puede ser un fanático
grande de un equipo deportivo, y eso hasta cierto punto es sano. Ahora bien, si
su fanatismo hace que usted insulte a la fanaticada del equipo contrario, o si
provoca que usted use publicidad sucia para difamar al adversario, ya eso es problemático.
Y eso es precisamente lo que pasa
en República Dominicana en las elecciones presidenciales. Usamos filtros
blancos o morados según la conveniencia, y entendemos que todo lo que haga un
color es bueno y todo lo que haga el otro es malo. No voy a dar ningún caso
especifico, pero esta manera de fanatismo lo único que inspira es lástima. Soy de
los que pienso que lo malo no es la política, y a veces ni siquiera los que la
representan, sino aquellos fanáticos que defienden lo indefendible cuando los
hacen los de su color, y atacan el mas mínimo error del contrario por ser del
color opuesto.
Controlemos nuestros impulsos.
Tenemos como seres humanos todo el derecho de sentirnos apasionados por una
causa, e inclusive dar la vida por ella si la consideramos digna. Ahora bien,
cuando llegamos a irrespetar el derecho ajeno, ese fanatismo se hace enfermizo,
y nos hace quedar como personas descaradas. Siéntase orgulloso del partido o ideología
política al que pertenezca, pero respete la forma de pensar ajena.
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