viernes, 10 de febrero de 2012

El Cambio

Por lo general, las personas le temen al cambio en el sentido más amplio de la palabra. El instinto de cuidar el status quo, de que las cosas pasadas son mejor que las presentes, y que las presentes serán mejor que las futuras, es decir, el quedar estar como se está, y permanecer así. El único problema con esto es que la vida misma vive en constantes cambios.


Este miedo al cambio, hace que muchas personas incluso se nieguen a aceptar un cambio que podría ser positivo, por esta inseguridad casi siempre irracional a constantemente buscar algo mejor. Las personas que son abiertas al cambio, se adaptan fácilmente en cualquier lugar, y por lo tanto le va bien en casi todo lo que hacen. Sin embargo, los status quoistas o personas de “mente cuadrada o cerrada”, les da mucha dificultad relacionarse con otros y adaptarse en los lugares, porque siempre buscan una razón por la cual no cambiar.
 

Ahora bien, ¿Por qué tanto miedo y resentimiento al cambio? Diría que la principal razón es porque se quiere vivir con la Ley del Mínimo Esfuerzo, y por el sentido de autocomplacencia. Cambiar uno mismo significa esforzarse, y obviamente es más fácil no hacerlo. El sentido de la autocomplacencia indica que si las demás cosas cambian y yo no, me estoy haciendo obsoleto, por lo que debo de criticar todo lo que cambie para justificarme a mí mismo mi falta de progreso.

Y no es que todos los cambios sean buenos. La verdad es que los cambios no son ni buenos ni malos, todo es según la actitud que se tome. Por ejemplo, si te suben los precios de los costos de la vida rápidamente es un cambio malo. Sin embargo, si esto te motiva a hacer algo diferente por aumentar tus ingresos y buscar una mejor calidad de vida, entonces es un cambio excelente. Pero, como se indico anteriormente, es más fácil no hacer nada y criticar, que adaptarse al cambio.

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